Ópera prima de la Filigrana y el patrimonio emocional de Portugal, el corazón de Viana rinde homenaje a la dedicación y al culto al Sagrado Corazón de Jesús. La Reina María I de Portugal mandó hacerlo como prueba de gratitud por el nacimiento de su hijo varón. El corazón representa la fertilidad femenina a través de la forma redondeada que encierra un pequeño círculo unido a la pieza central, que simboliza la unión del hijo al vientre de la madre.
El Corazón de Viana invoca el amor. Las cornucopias que lo componen y los detalles, resultado de un trabajo minucioso de paciencia y pasión, son lo que le aporta una elegancia sin igual, haciendo de esta la pieza más atemporal de todas las joyas portuguesas.