Jorge se enamoró de Isabel y juntos intercambiaron votos de amor eterno. Él la trajo a su mundo y le enseñó su oficio. La filigrana nunca fue algo que imaginó para sí misma, pero hoy tiene su magia en sus manos. Con delicada precisión, teje hilos de oro microscópicos en intrincadas cornucopias, encajándolos con asombrosa facilidad, haciendo que lo imposible parezca fácil.